¿Quieres vender por Internet?

Venta por Internet

Lo primero que debemos tener en cuenta si queremos vender por Internet es que la puesta en marcha de un sitio de comercio electrónico debe plantearse de forma muy rigurosa, de la misma manera que lo haríamos si se tratara de un comercio tradicional pero tomando en consideración la naturaleza propia del medio online.

Recomiendo hacer una apuesta claramente decidida por la venta online, conociendo o asesorándose bien sobre sus múltiples peculiaridades, desarrollando un sitio de comercio electrónico atractivo, serio, usable y profesional para garantizarse un mínimo de éxito.

No es serio pensar que los negocios que funcionan a través de la red basan su éxito en algún tipo de intangible, como por ejemplo la suerte, tampoco creer a pies juntillas algunas informaciones que aparecen de vez en cuando en los medios de comunicación dando a entender que cualquiera pude abrir un negocio de venta por Internet y de la noche a la mañana forrarse.

La base de todos esos proyectos exitosos, es el absoluto conocimiento del medio en el que se mueven y el trabajo, insisto el TRABAJO. Creer que vamos a poder llevar a cabo una iniciativa empresarial o trasladar nuestro negocio físico a la red sin esfuerzo es otro de los grandes errores en los que se suele caer, como lo es también pretender sencillamente probar suerte con un mínimo de inversión a ver si suena la flauta, porque lo más probable es que se acabe perdiendo el tiempo y el dinero.

En este momento, se dan una serie de condiciones favorable para la venta por Internet, según un informe de la Comisión del Mercado de las Comunicaciones (CMT), la compra y venta de productos y servicios a través de Internet en España alcanzó los 1500 millones de euros en el tercer trimestre del 2009, una tendencia claramente alcista que contrasta con el descalabro generalizado de la economía inmersa en una crisis de gran magnitud.

La experiencia demuestra que cada nuevo proyecto se debe abordar de una manera distinta, tanto en la etapa de diseño como en la de desarrollo, ya que existen infinidad de factores diferenciadores que deben tenerse en cuenta para poder avanzar en la dirección correcta durante todas las fases de creación de un sitio web.

De manera general, pero especialmente en el caso de un comercio electrónico, las singularidades de cada negocio deben definir, desde un punto de vista conceptual, estético y de arquitectura de la información, el resultado final. Son esos detalles y rasgos característicos los que marcan la diferencia, con los que conseguimos distinguirnos de la competencia y generamos confianza en el usuario o cliente.

Aunque la herramienta es similar, la filosofía es distinta en cada caso, no debe plantearse un sitio de venta de muebles y decoración igual que un sex shop, esto que dicho así puede parecer una perogrullada, en el ámbito del comercio electrónico es más habitual de lo deseable, todavía hoy es posible encontrarnos con planteamientos del todo ilógicos cometidos por la tendencia errónea a imitar el modelo de negocio tradicional.

Vender por Internet obliga al empresario a «cambiar el chip», cuando abrimos una tienda física en una calle de cualquier ciudad, aunque no tengamos cartera de clientes ni realicemos ninguna campaña de publicidad, contamos de entrada con los viandantes que pasarán por delante de nuestro escaparate, que no es poco si por ejemplo ubicamos este supuesto establecimiento en la Gran Vía de Madrid.

En Internet esto es totalmente distinto, partimos de 0, nos vemos en la obligación de ir cliente a cliente invitándoles a conocer nuestros productos, debemos atraer las visitas y para ello disponemos de una gran variedad de herramientas y opciones que de nuevo nada tienen que ver con la publicidad convencional, es el llamado marketing online que se hace del todo imprescindible para garantizarnos un mínimo de éxito.

Una vez llega el usuario a nuestro sitio web, necesitamos despertar su interés sobre nuestro producto, persuadirlo para que pase de ser un visitante curioso a convertirse en un cliente. Retrayéndonos nuevamente al comercio físico para ver las diferencias, podríamos imaginar a un buen vendedor en una tienda de muebles. Probablemente nos hablará de las mil y una ventajas de comprar alguno de sus modelos de exposición, podría invitarnos a probar la comodidad de algún sofá y recurrir a su habitual colección de estratagemas de venta.

¿Podemos imitar este comportamiento en el comercio electrónico? Evidentemente no podemos, pero es que tampoco debemos. Los argumentos de venta de una tienda en línea deben ser otros y nuevamente dependen muchísimo del tipo de actividad y del público objetivo, pero fundamentalmente pasan por transmitir confianza, profesionalidad y dotar de un valor añadido a nuestra oferta de productos o servicios.

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